10 años

Más o menos por esta fecha, hace ya 10 años tuve mi primera experiencia laboral formal. Con 16 años y con ideas difusas de hacia donde iría con mi vida, en realidad no tenía mucha idea pero bueno, mi hermano que siempre estuvo en la movida artística, me dijo que podía hablar con su ex-jefe en el ateneo de Cabudare para que me diera la oportunidad de comenzar a trabajar allí como guía de sala. El señor accedió a entrevistarme, allí estuve tratando de que los nervios que consumían no se me notaran, creo que no se notaron pues me dieron el trabajo, me pagaban la mitad de lo que era el sueldo mínimo, que y que porque yo era menor de edad. Apartando lo mal-pagada que fui, estaba demasiado orgullosa de haber convencido a ese señor que yo era la indicada para ese trabajo, teniendo cero experiencia laboral, y habiendo estudiado nada de arte. Recuerdo entonces, que al jueves siguiente era la inauguración de la primera exposición en la que yo estaría, en la que se reunirían todos los artistas expositores y otros muchos invitados, tenia 4 días para prepararme, wow que reto, El curador de la exposición me hablo pacientemente de cada obra allí contenida, el tema era de la vida de Francisco de Miranda, yo sabía algo de su vida, lo que por cultura general sabemos todos los venezolanos (o la mayoría) pero me vi en la necesidad de investigar mas de su vida para entender la razón de ser de varias de las obras que estaban expuestas allí. Quedé encantada de su vida, maravillada con quién para mi sin duda es uno de los venezolanos mas brillantes de todos los tiempos. Su inteligencia, su diplomacia, la forma en la que se movía como pez en el agua entre las élites del viejo y nuevo mundo y entristecida por lo amargos e injustos que significaron sus últimos días sin libertad, esa libertad por la que luchó durante décadas, no solo para los venezolanos sino para muchos otros en distintos lugares. Por esto y por muchas otras cosas más es mi prócer Favorito (si, tengo un prócer favorito y no, no me da vergüenza admitirlo). Recuerdo que me tocaba darles visitas guiadas a grupos de universitarios por una materia relacionada con Civismo y cultura, yo apenas acababa de terminar el colegio y me encontraba hablándole de arte a gente mucho mayor que yo, gracias a esta experiencia conocí gente maravillosa y un mundo totalmente nuevo para mi. Así pase mis primeros meses en el mundo laboral, claramente Venezuela era otra y yo ganando la mitad de sueldo mínimo podía permitirme no pedirle dinero a mis padres, lo cual me daba ciertos aires de independencia (sólo aires porque igual no vivía sola, ni compraba comida).
A lo largo de estos 10 años han pasado por mi distintos trabajos fui recepcionista a los 17, luego asistente de compras, supervisora de promotoras, organizadora de eventos, vendedora, vendedora, vendedora es que sí el tema de las ventas se me da, la gente confía en lo que les digo y puedo vender arena en coro, todos esos trabajos previos a mi graduación sin duda aportaron mucho a la profesional que soy hoy en día, y que aunque tengo 2 años y medio ejerciendo no han sido solamente los trabajos de mi carrera los que me han vuelto quien soy hoy en día.
Ya 2 años por estas fechas, estaba yo arreglando mis maletas para mudarme de ciudad, si bien en ese momento era una vía de escape para  lo que me estaba pasando, creo que ha sido la mejor decisión que he podido tomar, recuerdo haber estado llena de dudas, haber oído mucha gente decirme que Caracas me iba a enloquecer, que no tenía sentido porque el sueldo no era mucho, que en 6 meses estaría de vuelta y lo que en mi mente estaba fijado era usarlo como escalón para poder lograr irme del país.
Escuche entonces esa voz interior, que me aseguró que todo iba a salir bien, que yo iba a poder y que de una u otra manera las cosas se iban a resolver. Honestamente atribuyo mi adaptación tan rápida a Santiago gracias a haber pasado por Caracas loca. Y es que cada experiencia buena o mala aporta algo a tu formación, te hace ser quien eres todos los tropiezos, aportandote esa fortaleza para aguantar lo que venga, el coraje para volverlo a intentar y humildad para no creerse invencible.

En este punto de mi vida, me encuentro tremendamente agradecida con Dios por las oportunidades que he tenido, por las que creí que eran para mí pero no fueron, por estar alcanzando lo que hace ya muchos años me propuse y por buscar enorgullecer a los míos (para que no sientan que gastaron esa platica en vano jaja). Quiero también ser esa voz que cuenta que todas las cosas que imaginas muy a pesar de las adversidades se pueden dar, perseguir los sueños siempre con un plan y materializar los objetivos es posible esforzándote por ello, súbele el volumen a esa vocesita interior que te está diciendo Tranquil@ que si se puede, y si no yo te digo que en verdad Sí se puede.

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